Mayo de 2012
En términos generales sí, aunque puede haber excepciones. Y teniendo en cuenta que las comparaciones de tamaño hay que hacerlas exclusivamente entre ejemplares del mismo taxón (es decir, mismo género, especie, subespecie, variedad, . . . ).
En todo caso tenemos que aclarar qué entendemos por "grandes", ya que el tamaño de un lithops pude medirse bien por el diámetro facial de sus cabezas, o bien por el número de cabezas que tiene, siempre hablando de una única planta con un único sistema de raíces.
Conviene aclarar que cuando hablamos de cabezas nos referimos a: "cabezas", propiamente dichas; o a "cuerpos" ó a "pares de hojas", que todos estos términos son sinónimos.
Si nos fijamos en el diámetro facial
Definitivamente debemos considerar que la edad de la planta tiene una influencia directa en su diámetro facial.
También es evidente que los tamaños de las plántulas y de los ejemplares jóvenes son inferiores a los tamaños de los ejemplares adultos.
Otro elemento que influye sustancialmente en el tamaño facial de un lithops es la especie a la que pertenece. Así podemos decir que un ejemplar de L. aucampiae , L. gracilidelineata, L. pseudotruncatella, L. lesliei , L. hallii o L. hookeri, en términos generales, tiene que ser bastante grande; mientras que un L. olivácea, L, steineckeana, L. dorotheae, L. hermetica, L. coleorum ó L. amicorum, también en términos generales, debe ser bastante pequeño.
Pero no podemos generalizar tanto ya que, a veces, algunas especies de tamaño grande pueden incluir subespecies de tamaño pequeño y viceversa, es decir, algunas especies de tamaño pequeño puede incluir subespecies grandes.
Incluso es posible que ejemplares de una colonia concreta, todos ellos de una misma especie, subespecie y variedad, sean mayores o menores, que los ejemplares de otra colonia de la misma especie, subespecie y variedad. Estas diferencias suelen ser debidas a que cada colonia tiene unas condiciones diferentes en cuanto a cantidad de agua recibida, temperaturas soportadas, tipo de suelo. . . . en definitiva, el tamaño de un lithops puede depender no sólo de su taxón, sino también del hábitat específico en el que crece.
Obviamente cualquier lithops puede llegar a tener un tamaño anormalmente grande si se le aporta abundante cantidad de agua, abundantes nutrientes y abundante sombra.
Si nos fijamos en el número de cabezas
Tenemos que considerar que algunas especies, de vez en cuando, algún año que otro, desarrollarán dos, o raramente tres, nuevas cabezas. Este proceso de regeneración múltiple podrá volver a producirse, en algunas de las cabezas, en años sucesivos, produciendo así un ejemplar de múltiples cabezas, bien entendido que siempre con un único sistema de raíces.
La existencia de ejemplares con tres o cuatro cabezas es bastante común en muchas especies de lithops y, en algunas de ellas, pueden llegar a verse ejemplares con algunas cabezas más.
No es infrecuente ver algún ejemplar de lithops con muchas más cabezas, siempre que estemos hablando de especies propicias para esta exuberancia, como, por ejemplo: L. salicola, L. olivácea, L. ruschiorum, L. naureeniae, L. helmutii, L. marmorata, etc.; en cambio hay otras especies que raramente producen ejemplares de más de una cabeza, como por ejemplo: L. gracilidelineata, L. meyeri, L. hermetica, L. steineckeana ó L. amicorum
Es importante destacar que, con alguna frecuencia, puede haber una sorprendente variación de tamaño, incluso en ejemples de una misma colonia.
Por ejemplo, cada una de las distintas cabezas individuales de un ejemplar multicabeza (poli-céfalo), con bastante frecuencia, aunque no siempre, suelen ser de menor tamaño que la cabeza de ejemplares mono-cabeza (mono-céfalo). Es posible que esto se deba a que la cantidad de agua y nutrientes absorbidos por el único sistema de raíces de la planta debe ser repartido entre varias cabezas y, por lo tanto, estás serán más pequeñas.
A veces parece que no hay ninguna condición diferente entre dos ejemplares con sorprendentes diferencias de tamaño, pero hay que tener en cuenta que pude que la simple diferencia de estar cultivándose en un sitio, o a sólo algunos metros, o incluso centímetros, de distancia, puede implicar unas condiciones ecológicas muy diferentes y, por lo tanto, también unos tamaños muy diferentes.
En general plantas cultivadas en suelos muy pedregosos o en situaciones muy expuestas tienden a ser menores que plantas cultivadas en suelos suaves, ricos y en situaciones más protegidas.
Otro aspecto importante a considerar es que los ejemplares jóvenes suelen tener una tendencia mayor a producir regeneraciones múltiples que otros ejemplares más adultos.
En todo caso, pueden existir otros factores que hagan que el tamaño de un ejemplar sea anormalmente grande o pequeño. En el libro "Lithops, Flowering Stones", del matrimonio Cole, se dice textualmente: "Tenemos la sospecha, sin embrago, de que los repentinos y rápidos desarrollos poli céfalos, en plantas individuales o en grupo de plantas, pueden ser atribuidas a algún imperceptible y no diagnosticable estado de mal salud, o puede que a un desequilibrio genético".
En cuanto a la edad
Por todo lo dicho con anterioridad, se puede deducir fácilmente que ni el diámetro facial, ni el número de cabezas de una planta, son factores de los que se pueda deducir su edad.
No obstante, con toda probabilidad, si comparamos ejemplares de un mismo taxón, lo más normal será que los ejemplares que tengan más cabezas sean más mayores que los ejemplares con menos cabezas.
Sí puede haber algún otro factor de la planta, no relacionado con su tamaño exterior, que nos ayude a determina su edad con más precisión, pero tendríamos que buscarlo en el número de subdivisiones que presente su sistema de raíces pero, incluso con este criterio algo más preciso que el diámetro facial o el número de cabezas, tampoco podremos saber con precisión el número de años que ha vivido una planta.
En la siguiente figura se reproducen seis fotos a escala en las que se puede apreciar las diferencias de tamaño (según el diámetro facial) de seis lithops que acaban de terminar su proceso de regeneración, o están a punto de hacerlo. Como se pude ver los tamaños son muy diferentes, tal como era de esperar por las características de sus respectivas especies, además, en el caso de las regeneraciones dobles, cada una de los dos cabezas de cada regeneración doble es sensiblemente inferior de lo que correspondería a una única cabeza, en el caso de que la regeneración no hubiera sido doble.
Seis ejemplares con los siguientes tamaños de diámetro fácil en sus cabezas:
Arriba a la izquierda: ml-003 Lithops aucampiae (36 x 28 mm.) Ligerísimamente superior a lo que se considera un tamaño normal para un ejemplar adulto.
Arriba a la derecha: ml-010 Lithops lesliei ssp. lesliei v. lesliei Pietersburg form (34 x 22 mm.) Igual que en el caso anterior, se trata de un ejemplar ligeramente grande, pero dentro de lo que podríamos denominar tamaño normal para su especie.
Centro a la izquierda: ml-014 Lithops aucampiae (24 x 17 mm.) Cada una de los dos cabezas tiene un tamaño sensiblemente inferior a lo que se considera normal. Probablemente debido a que se acaba de producir una regeneración doble.
Centro a la derecha: ml-002 Lithops julii ssp. fulleri (28 x 18 mm.) A pesar de que se acaba de producir una regeneración doble, en este caso cada una de las dos cabezas tiene una tamaño que podemos calificar como normal dentro de su especie.
Abajo a la izquierda: ml-005 Lithops optica 'Rubra' (14 x 9 mm.) Ejemplar de pequeño tamaño, dentro de una especie cuyo tamaño normal ya es pequeño. Sin duda la falta de tamaño en cada una de las dos nuevas cabezas se debe a eso: ¡este año han salido dos cabezas en vez de una!
Abajo a la derecha: ml-006 Lithops dorotheae (12 x 8 mm.) Igual que en el caso anterior, estas dos cabezas son todavía más pequeñas del pequeño tamaño que podemos considerar normal en esta especie.
A continuación se muestra una tabla en la que se indican los tamaños característicos de cada una de las especies de lithops, tanto en cuanto a diámetros faciales como en cuanto a número de cabezas.
La misma tabla se presenta con tres clasificaciones diferentes:
Por orden ascendente alfabético de especies
Por orden descendente en cuanto al diámetro facial máximo
Por orden descendente en cuanto al número máximo de cabezas
Haciendo un resumen final, se puede concluir lo siguiente:
(1) Normalmente un lithops será más grande (mayor diámetro facial y/o más número de cabezas) cuanto más adulto sea.
(2) Grande es un término relativo. Es decir, lo que en una especie se considera pequeño, en otra especie se considera grande.
(3) A veces un lithops tiene un tamaño diferente (mayor o menor) al esperado. En estos casos, esa diferencia de tamaño se suele deber a que tiene unas condiciones diferentes en cuanto a cantidad de agua recibida, temperaturas soportadas, tipo de suelo en el que se cultiva . . . en definitiva, el tamaño de un lithops puede depender no sólo de su especie, sino también del hábitat específico en el que crece.
(4) Cuando se produce una regeneración múltiple (de una cabeza salen dos, o incluso tres nuevas cabezas) las nuevas cabezas suelen tener un menor tamaño que si sólo hubiera salido una única cabeza.
(5) Cuando exista un comportamiento errático en el tamaño lo más probable es que este se deba a algún imperceptible y no diagnosticable estado de mala salud, o puede que a un desequilibrio genético.
(6) Ni el diámetro facial, ni el número de cabezas de una planta, son factores de los que se pueda deducir su edad.
(7) No obstante, con toda probabilidad, si comparamos ejemplares de una misma especie, lo más normal será que los ejemplares que tengan más cabezas sean más adultos que los ejemplares con menos cabezas.
(8) Para determinar la edad de un lithops con más precisión se debe tener en cuenta el número de subdivisiones que presente su sistema de raíces. Pero tampoco este será un factor determinante.