Preguntas infrecuentes


pi-057: "¿Qué pasa si pongo demasiadas semillas de Lithops en un semillero?"

Octubre de 2016


Si todo va bien, es decir, si se consigue un porcentaje de germinación bueno, en un semillero en el que se hayan sembrado demasiadas semillas . . . ¡habrá demasiadas plántulas! . . . parece lógico, ¿no?

En principio, que las plántulas crezcan muy juntas unas respecto de otras es bueno para los Lithops, ya que en las primeras semanas de vida, los jóvenes Lithops son muy pequeños, delgados y débiles, y muestran una tendencia cuasi-suicida a tumbarse: ¡no tienen fuerzas suficientes para mantenerse erguidos, y terminan cayendo sobre el suelo! Esto, en numerosas ocasiones, puede terminar costándoles la vida.

Por eso, cuando las plántulas crecen muy apretujadas es fácil que las más débiles, en vez de caer hasta el suelo, se mantengan apoyadas sobre alguna otra plántula que tenga algo más de fuerza y esto puede terminar salvándoles la vida.

El problema vendrá cuando las plántulas vayan creciendo y, al haber una densidad tan alta, llegará el momento en que no tendrán sitio suficiente para todas y se molestarán unas a otras. Fruto de esta molestia pueden para dos cosas:

  1. Qué algunos de los - o incluso todos - ejemplares crezcan pequeños y enfermizos, dificultando unas plantas la supervivencia de otras. La superpoblación de cualquier especie en un hábitat suele producir una competencia excesiva, en la que sólo sobrevivirán los más fuertes.

  2. Qué algunos de los - o incluso todos - ejemplares adquieran formas retorcidas ya que, al no tener espacio para crecer verticalmente pueden verse obligados a retorcerse en busca de un lugar donde crecer.

La solución en ambos casos es la misma: repicar. Es decir, hacer un trasplante prematuro para reubicar los Lithops en una nueva maceta, donde la densidad sea razonable para que puedan crecer todos ellos sin tanto problema de espacio.

Obviamente repicar demasiado pronto no es algo deseable, ya que el efecto del trasplante, sobre plantas tan jóvenes, puede hacer que "sea peor el remedio que la enfermedad", es decir, lo mismo repicando conseguimos que las plantas no sufran por falta de espacio, pero a lo peor mueren por no soportar el trauma del trasplante.

Así que lo mejor es sembrar un número razonable de semillas: lo suficientemente alto como para que, con un porcentaje de germinación medio, sobreviva un número razonable de ejemplares; y lo suficientemente bajo como para que no se produzca un abarrotamiento tal que los Lithops se retuerzan aplastados unos contra otros.

Pero tenemos un problema para contar y distribuir semillas de Lithops: su tamaño es tan pequeño que, en la mayoría de los casos, cuesta bastante trabajo elegir un número concreto de semillas y, lo que aún es peor, también es complicado distribuirlas uniformemente sobre la superficie del semillero.

Cómo consecuencia de lo dicho en el párrafo anterior, a veces el resultado es que en apenas dos o tres meses se produce lo que en algún sitio he visto llamar "el efecto palomitas" . . . hay tal superpoblación que parece razonable hacer un trasplante.

No hay un criterio claro para decidir cuándo se debe hacer un trasplante y cuando no. Lo mejor es fiarnos de nuestros sentidos y observar (mirando e incluso tocando) detenidamente a los jóvenes Lithops, para decidir si se les ve lo suficientemente saludables como para mantenerles más tiempo apretujados o si, por el contrario, pensamos que el exceso de ejemplares apretujados ya les está poniendo en peligro.

Este mismo año he sido testigo de dos situaciones de este tipo: En una se decidió repicar rápidamente, cuando las plántulas estaba en su cuarto mes de vida y aún no habían hecho su primera muda; mientras que en otra la decisión fue la contraria: se dejó que las plantitas se apretujaran unas con otras hasta que cumplieron un año de vida.

Afortunadamente ambos casos fueron satisfactorios, por lo que se puede concluir que, si los Lithops están bien cultivados, tenemos un amplio margen de tiempo para tomar la decisión de trasplantar, pronto o tarde, sin que ello le cueste la vida a las plantas.

Vamos a ver algunas fotos de ambos casos, así como los efectos que tuvo la decisión tomada sobre los Lithops de cada uno de los dos semilleros:


Trasplante temprano de Lithops apretujados

Lithops optica 'Rubra'

Semillero perteneciente a mi amigo Gerardo Álvarez Arteaga

Gerardo sembró, en octubre del año pasado, unas cuantas semillas de Lithops optica ‘Rubra’ y tuvo, como suele ser habitual en su caso, unos excelente resultados. Tuvo un buen porcentaje de germinaciones y las plántulas sobrevivieron muy bien durante sus primeras semanas de vida.

Poco a poco las plántulas fueron creciendo más y más. Muy lentamente. Pero, en todo caso, justo unos días antes de cumplir cuatro meses de edad, eran lo suficientemente grandes como para molestarse unas a otras.

Todavía no habían realizado su primera muda, pero su aspecto exterior era muy bueno y Gerardo supuso que tendrían unas raíces suficientemente desarrolladas como para soportar un trasplante, así que se decidió a repicar inmediatamente.

Cuando las sacó del semillero comprobó con alegría que, en efecto, tal como había supuesto, las raíces eran relativamente grandes y tenían muy buen aspecto. Todo parecía indicar que las plántulas soportarían perfectamente el trasplante. Puede que muriera alguna, pero no la mayoría.

Pasaron unos cuanto meses más y los resultados no pueden ser mejores: No ha muerto prácticamente ninguna planta; han crecido mucho; han finalizado ya una segunda muda; . . . y tienen un aspecto inmejorable.

La conclusión no puede ser más clara: si tenemos un semillero con una densidad demasiado alta de ejemplares, y vemos que las plántulas están fuertes y sanas, podemos plantearnos un trasplante temprano a partir del cuarto mes de vida.



Aspecto del semillero con cuatro meses menos una semana de vida.



Las plántulas eran todavía muy pequeñas, ni siquiera habían hecho su primera muda.



En todo caso Gerardo decidió repicar en ese momento. Aquí se ven las plántulas de 28 semanas recien trasplantadas.



Como puede verse en esta foto, tomada hace sólo unos días, los jovenes Lithops, de once meses y una semana, han finalizado ya su segunda muda y tienen un aspecto inmejorable.


Trasplante tardío de Lithops apretujados

Lithops hookeri v. susannae C091

Semillas procedentes de mi amigo Antonio Barrionuevo Melgares

Yo también hice un semillero en octubre del año pasado, se trataba de unas semillas que me había regalado Antonio Barrionuevo el año anterior, así que yo estaba muy seguro de que se trataba de semillas de gran calidad.

El porcentaje de germinación de las semillas que vinieron de Málaga fue, como suponía, muy bueno y las plántulas se desarrollaron estupendamente. Hasta tal punto que, a los cuatro meses, me plantee repicarlas porque estaban demasiado apretujadas. Pero no lo hice.

Se trataba de un semillero que iba "en paralelo" con el semillero de Gerardo que hemos visto en el ejemplo anterior (los dos habíamos sembrado prácticamente en el mismo momento).

Gerardo me iba informando, desde Barcelona, del estado de sus pequeños Lithops optica ‘Rubra’ , así que yo sabía que en ambos casos estábamos en una situación similar. Eso me animó a tomar la decisión de no trasplantar tan pronto y esperar para comparar que resultados teníamos en uno y otro caso.

Y esperé. Y esperé. Y esperé. Reconozco que en algunos momentos me puse nervioso por esperar tanto. ¡No quería perder mis Lithops hookeri susannae! Pero su aspecto era bueno y todo hacía pensar que, a pesar de lo apretados que estaban, estaban creciendo bien.

Tenía pensado esperar a que cumplieran un año de vida antes de trasplantar, dado que esa es la edad que se considera como el momento más seguro para hacer el primer trasplante. Pero cuando sólo faltaba un mes para llegar al año me pareció que estaban demasiado apretujados y decidí hacerlo inmediatamente.

Tendremos que esperar unos cuantos meses para "cantar victoria", pero yo apuesto doble contra sencillo a que no voy a tener problemas con estos Lithops. ¡No hay más que ver las estupendas raíces que tienen!

Así que también en este caso la conclusión es clara: A pesar de que veamos que los jóvenes Lithops están muy apretujados, no pasa nada por dejarlos crecer así hasta que hayan alcanzado su primer año de vida.



Con cuatro meses de vida ya se veía una densidad muy alta. No obstante decidí no traplantar.



Una semana más tarde empezó la primera muda. No había demasiado espacio para ello. No obstante decidí no traplantar.



Con casi seis meses de vida la primera muda ya había terminado y los jovenes Lithops se subian, literamente hablando, unos encima de otros. No obstante decidí no traplantar.



Con ocho meses de vida el espacio eran cada vez más escaso. No obstante decidí no traplantar.



Con once meses de vida pensé que la densidad era excesiva y . . . ¡decidí trasplantar!



La mayoría de los 61 ejemplares tenían un buen tamaño, aunque había algunos que eran demasiado pequeños.



Un buen número de ejemplares tenía un aspecto completamente normal, con unas estupendas raíces, largas y rectilíneas.



En un par de casos sucedió una cosa muy curiosa: las raíces de dos ejemplares estaban tan entrelazadas que no era sencillo separarlas. De todas formas podría haberlo hecho, pero preferí dejarles juntos: ¡Lo que la Naturaleza ha unido . . .!



En algunos casos los cuerpos de los jóvenes Lithops se veían retorcidos (por la falta de espacio) y las raíces estaban desviadas respecto de la vertical. Seguro que esto es debido a la falta de espacio. No obstante estoy bastante seguro de que esto se corregirá en la siguiente muda.



En todo caso, a pesar de haber retrasado tanto el trasplante, el aspecto de los Lithops, después de haber sido reubicados, es lo suficientemente bueno como para ser muy optimista en cuanto a su futuro.